La maravilla de la audición
Una palabra amable, un buen consejo, una negociación importante. La comunicación humana es versátil y variopinta. Es el vínculo con nuestro entorno, nos proporciona información y enriquece nuestras vidas.
Una palabra amable, un buen consejo, una negociación importante. La comunicación humana es versátil y variopinta. Es el vínculo con nuestro entorno, nos proporciona información y enriquece nuestras vidas.
Gracias al sentido del oído, podemos intervenir de forma activa en la convivencia humana. De hecho, las acciones de oír, entender y participar están estrechamente relacionadas entre sí. No obstante, cuando se pierde la capacidad auditiva, disminuye también la calidad de vida.
Los oídos son relativamente pequeños en comparación con el tamaño de nuestro cuerpo. Por ello, resulta sorprendente que, gracias a su perfecta forma externa y a su complicada estructura interna, nos permitan acceder a la cantidad casi ilimitada de ruidos, tonos y sonidos que existen en nuestro entorno.
En los siguientes sectores te explicamos cómo funcionan exactamente la audición y la comprensión, cómo reconocer la pérdida de audición en una etapa temprana y – más adelante – lo que se puede hacer al respecto.
El mundo está lleno de sonidos. Los sonidos son ondas sonoras recibidas por el pabellón auricular que pasan por el canal auditivo hasta el tímpano. Éste empieza a vibrar y pone en movimiento los tres huesecillos del oído medio: el martillo, el yunque y el estribo. Una membrana transmite las vibraciones hasta la coclea (el caracol), que está lleno de líquido.
Allá, las células sensoriales ciliadas se ponen en movimiento, por lo que las ondas sonoras se convierten en impulsos nerviosos. Dependiendo de la frecuencia de cada sonido y la longitud de onda, se mueven diferentes células sensoriales ciliadas. El nervio auditivo envía impulsos a las áreas correspondientes del cerebro, donde se perciben como sonidos.
Solo si esta compleja secuencia de procesos funciona correctamente, el sonido original se interpretará, por ejemplo, como palabras, música, timbre de un teléfono o cualquier otro ruido habitual y, en fracciones de segundo, permitirá comprender lo oído, reaccionar y, por supuesto, manifestar emociones.
Muchas personas tardan mucho tiempo en notar que están perdiendo lentamente la capacidad auditiva (o no lo perciben en absoluto) y, por lo tanto, no hacen caso de algunos hechos.
La vista y la audición son sentidos importantes para nuestra interacción social. Sin embargo, mientras que podemos descansar la vista cerrando los ojos, nuestros oídos se encuentran en un constante estado de alerta.
Ni siquiera durante el sueño dejamos de percibir ruidos. Esto influye con el tiempo no sólo en el oído, sino también en el sistema nervioso autónomo. La consecuencia puede ser una pérdida auditiva, pero también otras dolencias físicas.
Protección y descanso auditivo
Por este motivo debés proteger tu audición. Evitá situaciones en las que haya mucho ruido, y si hay, utilizá elementos que protegen a tus oídos. Ajustá el nivel de sonido de los dispositivos que utilizás con los auriculares y, ante todo: permítete más momentos de calma para que también tus oídos puedan descansar.
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